jueves, 23 de julio de 2020

¿SOMOS "FINITOS"?

Sé lo que estás pensando, pero no es de eso de lo que quiero escribir. Pienso en la "finitud".
Hoy, conversando con mi psiquiatra, salió el tema de cómo algunas religiones y credos solucionaron el temor del fin con historias verdaderamente tranquilizantes, y no digo "historias" porque me suenen a cuento, sino porque son, según cada religión, hechos históricos. "Cristo que resucita de entre los muertos" es, sin dudas,  el hecho más tranquilizante para los temerosos del "fin", como yo. Pero aún así, no me alcanza para dejarme realmente tranquila, ya que siempre desconfío de lo que no veo ni se puede recrear, por eso me aferro a la fe, que "certifica" que los dichos y hechos que se afirman son verdad. Pero aún así es difícil no dudar, porque: ¿quién certifica a esa"fe"?. Yo certifico que soy casada porque puedo probarlo, tengo documentos y hechos comprobables por terceros. Por eso volvemos a dudar: por falta de pruebas.
Si me preguntan: quisiera que Dios se deje ver por mis ojos, que pueda escucharlo con mis oídos cada vez que le hablo, que podamos tomar un cafecito y charlar, que detenga hechos violentos, que sane a los enfermos con solo llamarlo cual médico a domicilio, y por sobre todo, que me traiga fotos y filmaciones del paraíso, confirmar que mis seres amados seguirán conmigo por siempre.
Pero entonces: ¿no dejaría de tener sentido y valor la vida?, ¿este período desde que somos engendrados hasta el último aliento?. ¿Sería el suicidio un pasaje rápido a una forma de existencia más feliz?. Son muchas las preguntas y ninguna respuesta podemos aseverar.
Yo no puedo responderlas, pero me he dado cuenta que tratando de hacerlo, me lleno de angustia y me pierdo la experiencia de vivir. Y cuando digo "vivir", no me refiero a seguir respirando sino a disfrutarme y disfrutar al otro, a saber capturar con todos mis sentidos y mejores emociones la vida que me rodea: la tierra, el día, la noche, el río, el mar, los árboles, mis hijos, mi esposo, la gente, mis animales, a estar inmersa en ese paraíso que se llama "vida" y que no valoro ni veo cuando existo pensando en algo que vendrá. La vida es mi paraíso hoy.
Ya no me preocupa si seré infinita, solo sé que no debo perder la posibilidad de vivir ahora esta vida, desde y con la vida.
Después, será después....



No esperes que la suerte te caiga del cielo, tú debes impulsar los hechos exitosos de tu vida.

Verónica Lercari

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