lunes, 22 de abril de 2013

SER o NO SER

Cuántas veces escuché decir: "me arrepiento tanto de no haber hecho tal o cual cosa", como si estudiar una carrera determinada, terminar el secundario, estudiar un idioma, hacer un negocio, formar una familia, etc. fuesen causas perdidas. Me da la impresión de que cuando somos jóvenes y sin compromisos nos relajamos porque vemos al futuro como una hoja en blanco y nos sobra tiempo para escribirla, pero un día, de pronto, nos encontramos casados, con hijos o simplemente atrapados en un trabajo que nos insume todo el día, y entonces, esa realidad, se transforma en el último renglón de la hoja, y ponemos todos aquellos deseos, de "ser", en el cajón de las cosas perdidas. ¿No será que necesitamos una buena excusa para no intentarlo y seguir en ese lugar de comodidad en el que nos pusimos, aunque nos frustre un poquito?, ¿acaso las realidades y situaciones en las que nos ponemos son inmodificables?, ¿ser esposos, padres o empleados es incompatible con construirse en otras áreas?, ¿será cobardía?, ¿qué nos impide, verdaderamente, tratar de ser lo que deseamos?. Yo creo que hay un poco de muchas cosillas que sería bueno analizarlas si deseas avanzar con algo. Voy a dividir dos grupos: uno, los que por tener una familia sienten que ya es tarde de ser aquello que soñaron alguna vez. Otro, los que por trabajar casi todo el día sienten que ya es tarde de hacerse tiempo para estudiar una carrera, de formar una familia, ser un artista o tener un negocio propio. Ahora pensemos juntos: cuando uno desea "ser" algo en la vida (artista, abogado, médico, panadero, locutor, madre, etc.) se "siente" en el cuerpo más allá de la razón. Cuando uno necesita tantas condiciones para ponerse a hacer lo que desea "ser", es porque lo que desea es otra cosa, es decir que no es lo que decimos desear ser lo que nos mueve sino las condiciones en las que imaginamos haciendo eso. Por ejemplo: si lo que deseo es cantar no me va a importar si tengo 20 años, si lo hago en el Colón o tengo 50 años y lo hago en el jardín, pero si lo que me emociona es el éxito que imagino tener cantando, entonces, no es el canto lo que deseo, sino el éxito que este me puede dar. Para el primer ejemplo no veo por qué no darse el gusto de hacer lo que uno desea, en cualquier etapa y contexto de la vida, y ser, finalmente, lo que deseamos ser, más allá de los resultados económicos y del reconocimiento social. En cambio para el segundo ejemplo queda claro que no es cantar lo que nos mueve sino el deseo de ser exitoso haciendo eso, y como nadie nos puede asegurar el éxito...mejor echarle la culpa al matrimonio, a la falta de tiempo, a los hijos, etc., etc..
Lo primero que debemos hacer es preguntarle al cuerpo "qué le hace feliz hacer", dejar de lado a la razón que nos confunde y especula, cerrar los ojos e imaginarse haciendo y siendo aquello que decimos desear, y si el cuerpo siente cosquillas, alegría corporal, comodidad, seguridad e identidad, entonces no te detengas. Pero si lo que te viene a la mente es una fantasía que no tiene que ver con lo que deseas ser sino con lo que crees que esto te dará, entonces no deseas SER lo que dices desear,  deseas el contexto social o económico que imaginas que eso te dará.
Lo que nos da identidad nunca puede estar superditado al resultado. Uno puede amar SER madre y sentir que eso nos define como individuo, pero no significa que deba ser la mejor madre del mundo, se es como se puede, no se espera ser exitoso para permitirse ser lo que deseamos. No se es músico solo con la garantía de tener éxito, simplemente se es músico porque se siente bien y se es feliz haciendo música. 
Los que tanto justifican las mil razones por las cuales no son lo que desean ser es porque no tienen claro lo que quieren. Se ES o no se ES sin importar los resultados económicos o sociales. Muchos estudian para ascender en una escala social, aunque dejen atrás lo que verdaderamente aman ser, otros prefieren la comodidad de un matrimonio y luego culpan a la familia por no haber "podido" dedicarle tiempo a lo que soñaban ser, cuando en realidad lo que les faltó fue ganas de esforzarse y salirse de la zona de comodidad e inercia. Otros no tuvieron la voluntad de estudiar en la nocturna o los fines de semana y prefieren culpar al "laburo" que los dejó sin tiempo. Créanme, yo tuve que vencer muchas zonas complicadas para ser lo que deseaba, pero luché y seguiré luchando por "ser" lo que amo ser, porque eso es lo único que me identifica, lo que me hace ser distinta del resto, lo que a mi cuerpo le hace bien en los momentos más duros de mi vida, porque cuando hago lo que soy encuentro un recreo, un descanso, es como una balsa en medio de un naufragio. Y es mentira que solo se puede ser una sola cosa, se puede ser todo lo que quieras en las distintas etapas de la vida, en el orden que tu decidas. Muy pocas cosas no se pueden pasado el tiempo: ser mamá biológica con menopausia, bailar en el Colón comenzando de grande, entre otras. Pero sí podés ser madre del corazón y adoptar un niño o simplemente hacerte cargo de uno y ser tan mamá como otras, y si te gusta bailar lo podés hacer, yo, por ejemplo, doy clases de ballet a señoras grandes y somos muy felices bailando, no necesitamos hacerlo en el Colón para sentirnos bailarinas.
Animate y comienza a SER lo que deseas ser desde este instante, no importa cuanto tardes, el camino te hará feliz, y tampoco te preocupes hasta dónde llegarás, porque una vez que comiences a hacer lo que deseas ser, te sentirás bien.

lunes, 15 de abril de 2013

NO TE DEPRIMAS, el momento es AHORA

Como siempre, voy a escribir basándome en mi propia historia y compartirlo contigo porque SE que esto nos pasa a todos en algún momento de la vida, con distintos argumentos, pero quién no sintió hundirse y perder la dicha por la vida que parece imposible volverla interesante como para seguir en ella.
Cuando era joven, digamos que hasta los 40 años, mi cuerpo emocional era un torbellino de emociones llenas de sueños y esperanzas, me sobraba energía, sentía que todo era posible, que solo tenía que ponerme en marcha. Hice muchas cosas, formé una familia, una profesión, estudié, un programa de TV, hice un método de gimnasia, escribí un libro, tomé buenas y malas decisiones, pero mi vida era un continuo "avanzar", porque a pesar de cometer errores siempre tenía un proyecto entre manos y un buen ánimo para llevarlo a la práctica. Hasta que, lentamente, comenzaron a suceder cosas que hicieron mi vida muy dura de vivirla, cada día me pesaba tanto que, les juro, mi único alivio era tirarme en mi cama y dormir. ¡Estuve tan triste!, ni yo lo podía creer. Durante "años", aunque no lo creas, lloré adentro de mi auto camino al trabajo, todos los días. Nadie lo veía ni lo sabía, solo mis hijos, esposo y mamá, para el resto fui la Vero alegre de siempre. Durante esos años mantuve mi instituto, mis alumnas y mi vida con un esfuerzo sobrehumano, fue terrible. La única luz que me ayudó a seguir luchando fue saber que deseaba con toda mi alma volver a sentirme bien y recuperar mi entusiasmo. Me NEGABA a sentir que mi tiempo de oportunidades habían quedado en el pasado, y a pesar del profundo dolor que llevaba a todas partes y a toda hora, luché conmigo misma por recuperar la alegría, el entusiasmo, el equilibrio emocional y mi belleza física que también se desvanecía. Me negué profundamente a creer que los años y los problemas podían llevarse sin retorno a mi juventud física y emocional. Muchas cosas juntas me sucedieron y ahora que lo puedo ver con distancia y emocionalmente fuerte, me doy cuenta de el esfuerzo que hice por salir a flote, pero LO LOGRÉ, por eso lo quiero compartir, para darte un poquito de esa luz que me ayudó. No fue solo deprimirme por el paso del tiempo y verme envejecer, esa fue una lucha paralela a otras más complejas, luchas que guardé en hermético secreto y que aún no estoy segura de compartir, por amor a mi familia, pero te puedo decir sin mucho detalle algunas cosas, porque no hay nada peor que dejar a la gente con la intriga. Cuando nació mi hija en el 98 yo estaba en un gran momento, era feliz por todos lados, mi vida me encantaba, tenía un esposo enérgico, hijos sanos, mi programa de TV me daba tantas satisfacciones, las alumnas me amaban, yo estaba llena de planes. Pero mi vida no había sido siempre así, mi infancia, adolescencia y primera juventud fueron dolorosas, me faltaba todo y de todo. Por eso nunca pensé que la vida me daría coletazos tan duros nuevamente, creía que ya había sufrido suficiente y que ahora me tocaba el bienestar. No estaba preparada para lo que vino. En primer lugar no sabía que existía gente envidiosa capas de hacer daño, y me hicieron mucho daño. Eso fue difícil de transitar, pero sobre llovido mojado, y en el mejor momento de la vida y de la edad tuve que "recibir" y aprender a vivir con la enfermedad de quién más amaba, en el ceno más íntimo de mi familia, ahí donde uno es mas vulnerable, ahí recibí un balazo. Primero lo minimicé, luego me esperancé y luché, luchamos, luego me fui agotando y finalmente enfurecí y me deprimí profundamente. Me volví irritable, hipersensible, triste. Comencé a luchar contra la enfermedad, el desánimo, contra mi vejez, contra mi tristeza, contra mi mal carácter, contra la economía, y cerré mi local de ropa, dos de mis tres institutos, porque no podía sostener tanto en un país que se caía como yo, y para colmo, lo único que me conectaba con ustedes y mi SER profesional y que me daba un recreo de alegría, también desapareció, mi programa de TV, porque el canal cerró. Mis días eran: levantarme a las 6 de la mañana, ir a trabajar 15 horas, volver a casa, ver todo sucio y revuelto, deprimirme, enojarme, limpiar, llorar, comer y dormir. Yo se que esto es una sorpresa para ustedes que siempre me vieron feliz. Pero hasta en los momentos más desoladores LUCHÉ por volver a sentirme bien nuevamente. Lo único que NO hay que hacer es bajar los brazos, quedarse inactivo. Es bueno llorar, enfurecer, pero quedarse quieto internamente como si nada es lo peor. No es verdad que hay un momento para cumplir sueños y darse el gusto de ser y hacer lo que nos hace bien. Hoy, luego de una larga pelea por "rescatarme" estoy reescribiendo mi historia con entusiasmo y con algo que antes no tenía: paz. Hoy, con algunas décadas más vuelvo con mi programa de TV, lo rescato como lo hice conmigo,y para mi sorpresa me veo tan joven y vibrante como antes. Hoy vuelvo a disfrutar de mi hogar y nació, en mi, la paciencia y la resignación que se necesita para tener la grandeza de disfrutar con los seres amados junto a la enfermedad. Yo sufrí, mucho, pero nunca me quedé quieta, luché internamente por salir y encontrar la alegría. Nunca dejé de generar pequeños productos y proyectos como DVDs de gimnasia, programas de TV fallidos, cursos, estudiar, etc. Lo hacía sin sentirme feliz y con un miedo terrible, hasta llegué a pensar que nada tenía sentido, pero nunca dejé de QUERER, de DESEAR, con todo mi corazón, SENTIRME BIEN nuevamente.
Vos también podes volver a sentirte feliz con tu vida. No te critiques, no te digas: "ya estoy vieja", "mi tiempo ya fue", y esas cosas que solo te hacen inútil. En ningún lado está escrito que hacer cosas y escribir una historia feliz es para una determinada edad o situación. Uno tiene la edad que siente. Otro día te voy contando qué hago para verme tan joven, aunque ya lo intuís: mi gimnasia corporal y facial, comida sana y natural, dormir bien y disciplina. Ahora quiero inyectarte un cachito de esperanza y entusiasmo a hacer de tu vida la vida que quieres vivir. Tu momento es AHORA, es cuando uno lo decide. No te deprimas, salí, viví.
Verónica Lercari