martes, 28 de agosto de 2012

LAS PERSONAS SIEMPRE VEN LO QUE SENTIMOS POR NOSOTROS MISMOS AUNQUE TENGAMOS UNA IMAGEN PERFECTA


En mi vasta observación acerca del comportamiento de las personas (y me incluyo) con respecto a la preocupación y ocupación diaria por mantener una buena imagen exterior, comenzando por la ropa, maquillaje, peinado, accesorios, hasta alcanzar el delirio de cortar, rellenar y mutilar a su propio cuerpo, con tal de lograr aquella imagen que supuestamente nos acerca al éxito y admiración de nosotros mismos y con los demás, no se le han escapado a mis ojos la sorprendente e inocultable captación de que no a todas las personas que se empeñan por la imagen les veo sentimientos de aceptación por si mismas. Cuando veo a una mujer u hombre operados por todas partes, peinados, teñidos y vestidos con los códigos del momento, no puedo dejar de ver a una persona temerosa que se ha tomado mucho tiempo y esfuerzo por estar ahí, parada frente al mundo tratando de convencer a todos de lo “bien” que están, y tal vez ese esfuerzo los halla convencido a ellos mismos de eso. Pero mis ojos ven otra cosa: veo un ser humano asustado, confundido, inseguro, que aún no ha encontrado su verdadero valor. Veo a su amor por sí mismo dañado. Veo a un ser que se aleja de sí tanto que a veces pienso si podrá volver a reencontrarse. ¿Qué otra cosa puede alejarnos más de nosotros mismos como el operarnos y modificarnos hasta desdibujar por completo aquellos rasgos que nos dan una identidad genética y nos hacen individuales y diferentes al resto?. Veo a una persona que sin darse cuenta pretende reemplazar a su “ser” con su “tener”, como si teniendo lo que en apariencia lo demás adoran, seremos aceptados y felices. Las cosas se “tienen”, se obtienen, pero no construyen al “ser”. Una cosa, como un vestido, maquillaje, silicona, etc., la puedo obtener, la “tengo” y la puedo cambiar, tirar, regalar, no es parte de mi ser, no compone a mi ser. Pero mi estructura de pensamiento, la idea que tengo del mundo y de mí mismo, la profesión que amo y practico a diario, como la frustración de no tenerla o tener una que detesto, los sentimientos que conforman y construyeron a mi cuerpo emocional, todo eso hacen a mi “ser”, me definen como el que “soy”, y ese soy es lo que verdaderamente se ve y ven todos, más allá de lo que me ponga, me opere, huela, me peine, me tiña, etc.
Yo se que muchas personas tuvimos que construirnos como adultos sobre una infancia estéril emocionalmente, y que el “tener” es un verdadero consuelo, pero no es más que eso, de hecho ¿cuánto te dura la alegría de lo que hoy te compras?, poco, luego tienes que salir corriendo a comprar otra cosa.. La felicidad, el estar bien, en paz con nuestro cuerpo emocional, solo se logra construyendo por dentro a aquel “ser” que deseamos ser. Yo doy fe que nadie nació para ser infeliz por siempre, construirse es un camino largo, dura toda la vida, pero vale la pena. El primer paso es DESEARLO.
Y ¡claro que arreglarse y tratar de vernos bien físicamente es genial!, pero para que sea genial debe ser parte de lo que sentimos por uno mismo.