martes, 2 de noviembre de 2010

MI LUGAR EN EL MUNDO

La mayoría de las personas nos quedamos a vivir en la última morada en la que nuestros padres o tutores decidieron quedarse. Nos acostumbramos a ese medio y no nos movemos de ahí aún cuando nos sentimos agobiados, enfermos de estrés y sabiendo lo felices que nos haría otro tipo de lugar. ¿Qué nos pasa?, ¿qué nos paraliza?, ¿por qué preferimos seguir soportando a arriesgarnos al cambio?. Me pregunto si el riesgo de “cambiar” puede ser, realmente, peor que seguir mal. Porque si elegimos seguir sintiéndonos infelices por no mudarnos de un sitio, sólo nos espera un futuro: seguir igual de infelices, ya que los lugares no cambian. En cambio si elegimos el riesgo de “mudarnos” nos esperan dos posibilidades: volver a estar mal, o sentirnos, finalmente, en armonía con ese nuevo medio. Con la diferencia que si nos sucede la primera opción podemos volver a cambiar, siempre se puede volver a moverse de lugar, es como un ejercicio físico, no sabemos que tenemos un músculo en un lugar determinado del cuerpo hasta que lo comenzamos a entrenar y entonces comenzamos a querer estar cada vez mejor.
Creo que “el miedo” nos paraliza y por eso preferimos algo que funciona mal a atravesar el puente de incertidumbre que nos cruza a la vereda que no conocemos, aunque sea extraordinaria. Como también nos paraliza la idea de no poder volver a cruzar el puente de regreso, si la vereda de enfrente no nos gusta. O sea que no son los destinos los que más nos paraliza sino los “puentes”, el primero se siente como lanzarse de un paracaídas y para bancarse ese nivel de adrenalina se necesita un tipo de personalidad determinada, como las que tienen los que buscan adrenalina permanente como placer. Y el puente de regreso a casa se percibe como un puente vengativo que puede “derrumbarse” antes de cruzarlo, como si nos dejara abandonados u olvidados sin posibilidades de retorno, lo vemos como un puente “castigador”, como si nos dijera: “te fuiste, jodete”. Entonces, para poder elegir un nuevo lugar en el mundo y lanzarnos al cambio es indispensable enfrentar la ENORME resistencia física y psíquica que se produce a la sola idea de tener que avanzar hacia un lanzamiento al vacío con paracaídas desde un avión, dejando atrás al único puente de regreso que enojado por nuestro acto de audacia se derrumbará con el fin de castigarnos. Con este panorama es más que imposible lograr “elegir” nuestro lugar en el mundo y nos termina por hundir en un mar de resentimiento e impotencia. ¿Qué hacer?, ojalá tuviera las respuestas. Pero, como todo en la vida, se me ocurren estrategias de preparación, o de entrenamiento psicofísico.

PRIMERO: hacer una lista de todas las cosas que me dañan o no me gustan del medio en el que vivo. Debo poder distinguir y separar los aspectos que involucran al país de los propios de la comunidad en la que vivo dentro de ese país. Ya que, por ejemplo, si no soporto la inseguridad política nacional de mi país, por más que haga esfuerzos por mudarme a otra comunidad dentro del mismo, ese malestar lo llevaré conmigo.
SEGUNDO: Luego de hacer las listas de lo que no me gusta debo hacer las listas de lo que me gusta de el país y de la comunidad en donde vivo.
TERCERO: Hacer una lista del país ideal en el que quisiera estar y de los aspectos locales del lugar en el que me gustaría vivir.
CUARTO: hacer una conclusión de lo expuesto. Analizar cuán lejos estoy de vivir en el lugar que me hace bien.
QUINTO: Debo hacer una lista de lo que me fastidia de mi vida diaria: profesión o trabajo, aspectos familiares y recreativos relacionados con el lugar en el que vives, traslados, horarios, falta de tiempo libre, etc.
SEXTO: Hacer una lista de las cosas de tu vida diaria que sí estás disfrutando, relacionadas con el medio en el que vives.
SÉPTIMO: Hacer una lista de las cosas que necesitarías relacionadas con el medio para poder disfrutar plenamente de tu trabajo y de tu vida familiar y personal.
OCTAVO: Comparar cuán lejos estás de lograr lo que deseás en el lugar en el que estás. Analizar si hay cosas que puedas modificar sin tener que mudarte, porque este es un punto importante. A veces uno es el que hace del medio un infierno, entonces lo volveremos a hacer estemos donde estemos.
Con estos ocho listados de situaciones negativas y positivas se nos va a ordenar bastante el panorama. Si realmente concluimos que  el medio, el lugar físico en el que vivimos está muy lejos del ideal, incluso modificándolo, entonces comienza la etapa de búsqueda de un nuevo sitio con el perfil que sacamos de los aspectos positivos del lugar en el que vivimos, más el listado de los aspectos positivos del lugar ideal en el que deseamos vivir. Claro que hay que saber que lo perfecto no existe, pero mejorar la calidad de vida ya vale la pena intentarlo.
Luego de la etapa de búsqueda comienza el “entrenamiento psicofísico” para lograr “lanzarse del paracaídas sin temor a que los puentes de regreso se derrumben”. Depende dónde quieras ir deberás encarar tu entrenamiento. Tal vez tengas que entrenar otro idioma, tu temor a fracasar y tus miedos, para eso hay terapeutas. Tal vez tengas que ayudar a entrenar a tu familia si el proyecto los involucra directamente, etc. Podría decirte muchas cosas, incluso que si el miedo te paraliza hasta tengas que pedir ayuda profesional, no sólo de un psicoanalista sino de un psiquiatra para que te medique, SI, hay medicación también para eso. Pero lo que no hay que hacer es PARALIZARSE.
Ser feliz es un derecho y una obligación. De ti depende.
   
                                                                                              Verónica Lercari