domingo, 15 de mayo de 2016

EN UN MINUTO ESTÁS AQUÍ

En la última conversación que tuve con mi padre, a sus casi 80 años, recuerdo que mientras caminaba hacia el interior de su casa dándome la espalda, giró su cabeza para mirarme y me dijo: "en un minuto estás aquí", refiriéndose a sus años y como tratando de advertirme que no me relaje tanto para comenzar a vivir, porque de pronto nos quedamos sin tiempo...
Ayer fui a ver a Carlos Perciavalle en su espectáculo donde hace un dulce y melancólico homenaje a China Zorrilla y a su propia trayectoria junto a ella. Más allá de las bellas y divertidas anécdotas que relata de su propia vida junto a la actriz, y a pesar de reiterar con claridad lo feliz que se siente por haberla vivido como lo hozo, pude ver en su sonrisa y en el tono de su voz una profunda melancolía y temor por estar ahí, justamente ahí, tan cerca de la última hoja de su propia historia. No pude dejar de recordar las palabras de mi padre, que también reía, pero no era la misma risa que escuché en su juventud cuando aún tenía muchas hojas de sus historia por escribir, ni la misma de Perciavalle teñida de melancolía por la feliz vida que dejará cuando llegue la hora.
Esto me hizo pensar y me dio muchas ganas de escribirte y decirte lo siguiente:
"No esperes más. Lo que sea que estés postergando a la espera de un mejor momento, ya no lo postergues, no existen los mejores momentos, el mejor es este y siempre es bellamente inoportuno. Solo hazlo. Deja de sacrificar tanto tiempo, que se transformará en TODO TU TIEMPO, en hacer cosas que no te suman, que no te cumplen sueños, que no te hacen plena, ¡y corre ya por esa vida que dejaste en suspenso!. ¡VIVE YA!, ¡AHORA!. No te postergues más. Anímate, solo serás feliz".
¿Por qué somos tan cobardes?. Nadie quiere llegar a la última estrofa de su vida, pero al menos si pudiéramos llegar con la melancolía de tener que dejar una historia que nos hizo feliz, y no con la angustia de haber perdido la oportunidad de serlo. Yo le creí a Carlos Perciavalle que fue muy feliz, porque todos fuimos y somos testigos que hizo y elige hacer y ser lo que lo hace feliz, aunque no pueda ocultar el temor que le aflora por un final que ya no está tan lejos. ¿Pero nosotros?, ¿vos?, ¿yo?, ¿vivimos según nuestros sueños?, ¿qué tan cerca o qué tan lejos estamos de hacerlo?. Por eso, mi reina: "no sigas postergando nada y no sigas aguantando nada. A la vida no hay que postergarla y menos aguantarla. Hay que vivirla como más nos haga felices y con quienes nos hagan felices.
Recuerda: en un minuto estarás ahí, en tu última hoja. No escribas una vida sin pasión, sin riesgos, sin tus mejores e inolvidables desiciones".

jueves, 5 de mayo de 2016

¡TERAPIA PARA EMPEORAR!

En mi última sesión de terapia vi con claridad que había estado sentada frente a la inquisición y encima ¡pagando!.
Lo último que quiere una persona, cuando va a terapia, es que le digan como vivir su vida, qué desiciones tomar, con qué amigos debe juntarse su hija y cuales no, cuando felicitar a su hijo y cuando no, como tratar a su esposo y encima ser descalificado ¡por no decidir para su vida lo que al terapeuta le gusta para la suya!.
No se alarmen, me queda claro que no son todos los psicólogos/gas son iguales. Pero vale la pena contarlo, para que nos pongamos a pensar.
No son las profesiones las que sirven o no, son los individuos que las ejercen los que suman o no,
y nosotros los pacientes tenemos que aprender a darnos cuenta cuando alguien no nos hace bien.
Cuando uno va a terapia es, en primer lugar y a grandes rasgos, porque se siente mal y necesita ser motivado. Pero si lo que recibes es una catarata de descalificaciones frente a cada cosa que cuentas acerca de todo lo que has hecho en la semana, te pueden suceder dos cosas: una depresión aguda o unas ganas de salir corriendo y ponerte a salvo. Bueno, a mi me pasó lo segundo. ¡Y voilá!, después de mi huida comencé a sentirme bien ¿?. ¡Bravo por la terapia!
Lo peor que te puede pasar es caer con un psicólogo/ga que trata de corregir su vida con la tuya o que crea conocer mejor que vos a las personas que te rodean, atribuyéndose el poder de decidir, sobre ti mismo, quién vale la pena de tu entorno y descalifique cualquier decisión que no considere la adecuada en TU PROPIA VIDA, o pretenda escribirte el libreto de qué decirle en cada situación a tus seres queridos o relaciones.
Parece una locura, ¡pero esto pasa!. Los psicólogos/gas son "también" personas que tienen, como nosotros, la difícil tarea de llevar una vida. Pero ¡claro!, es más fácil "corregirle" la vida a otros que a uno mismo, por eso, supongo, les sea tan tentador cruzar esa delgada línea con sus pacientes, bien dicho "paciente", entre sus opiniones personales acerca de como son las cosas y como son para su paciente y quieran corregirnos todo lo que no pueden corregir en sus propias vidas. O lo que es aún peor: que no puedan abrir sus estrechas mentes para comprender que no todos pensamos igual y que no importa lo que ellos piensen sino lo que el paciente piensa acerca de sus seres queridos, sus relaciones y las cosas de su vida. No están ahí para juzgarnos y cambiarnos, están ahí para que volvamos a sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestra esencia, con nuestras vidas, la nuestra, no la de ellos.
Aclaro que amo la psicología, pero me doy cuenta de el poder que tiene un psicólogo/ga sobre la psiquis de su paciente y lo peligroso que puede ser si se extralimitan. Yo pude darme cuenta que la que más necesitaba terapia era mi terapeuta, que extrapolaba en mí sus conflictos y estructuras mentales, pero hay quienes son impulsados a tomar las peores decisiones en sus vidas y terminan perdiendo sus afectos por seguir "concejos" y opiniones extralimitadas de sus terapeutas.

¿Cómo darnos cuenta cuando estamos siendo manipulados o mal llevados en terapia?, no se, no me atrevería decirte cómo, pero lo que te puedo decir es que nunca dudes de tu intuición. Yo la tuve, no dudé y no me equivoqué.

Las vidas de las personas no son todas iguales, no hay un manual de lo que está bien vivir y lo que no o de cómo vivir. Tú tienes derecho a vivir la vida como a ti te guste y con quién te guste, más allá de cualquier opinión. Lo único que está mal es hacer daño. Ni a uno mismo ni a otros. No lo olvides.
¡VIVE Y SE FELIZ!