martes, 12 de febrero de 2013

Disfruta ahora de lo que sí tienes

Cuando miro hacia atrás tengo la sensación de haber estado ausente en cada momento de mi vida. Es decir: cuando era soltera sentía que me "faltaba" un compañero para disfrutar mi vida,  cuando lo encontré sentí que si no me casaba no sería feliz porque me "faltaría" el matrimonio: cuando me casé me embaracé de inmediato para que no me "falte" la familia soñada; cuando nació mi primer hijo sentí que me "faltaba" realizarme profesionalmente,  y así con todo. Me perdí de DISFRUTAR mi soltería, mi noviazgo, a mi esposo, la infancia de mis hijos, mis logros profesionales, etc..  Hoy se que nunca se tiene todo en un mismo tiempo. Por ejemplo: cuando tienes juventud y belleza, no tienes prestigio, o dinero, o una familia, etc. Cuando llegas a tener prestigio, o una gran familia, o una posición económica, ya no tienes la juventud y belleza de antes, etc.. Digamos que la vida es una sucesión de hechos que no se dan al mismo tiempo, mientras logras algo vas perdiendo otras cosas o simplemente se transforman o quedan en el pasado. Si no aprendemos a disfrutar de lo que nos toca tener en el tiempo que sucede,  seremos infelices siempre.
Imagina a tu vida como una mesa de 4 patas: una es tu cuerpo, tu salud, tu profesión, tus amigos, tu belleza y todo lo que hace a tu ser como individuo; otra es tu relación de pareja, y todo lo que tiene que ver con esa persona; otra es tu familia, tus hijos; y la cuarta es tu bien estar económico. Esperar que la mesa tenga las 4 patas del mismo largo para comenzar a disfrutar sin que se nos vuelque toda dicha por la pata más corta es un error. En la vida, mientras una pata crece otra se acorta, la tabla de la mesa nunca está en equilibrio, pero el secreto es: mientras nos ocupamos de la corta, disfrutar de las patas más largas en cada momento presente.
Ojalá te ayude a disfrutar de lo que sí tienes en este momento.

Verónica Lercari

lunes, 4 de febrero de 2013

Construye tu persona y sentirás el alma llena

Sentirse "vacío" no es nada nuevo para tanta gente. Hasta yo, que no paro de hacer cosas, me he sentido así, como si fuese un huevo de pascuas con forma de conejo pero adentro "nada". Claro que eso de estar haciendo cosas "siempre" tampoco es tan verdadero. Observo que las veces que me he sentido vacía responden a momentos de mi vida con conductas similares, y que hoy puedo identificar y me gustaría analizarlas contigo, porque tal vez te ayude a activarte si estás pasando por algo así.
Pasar las horas mirando la tele, leyendo revistas superfluas, y hablando todo el día de los demás, de famosos, de los noticieros, vecinos, familiares, etc., etc., no invertir tiempo en hacer algo para mi desarrollo personal. Un estado de "mirar al mundo", sin participar, que te empuja hacia un espiral en el que solo podés sentir una angustia indefinida pero profunda y muy real. No tener ganas de nada, como si el cuerpo pesara toneladas, cumplir con el trabajo pero luego volver a "hecharse" como un perro cansado de tanto caminar. No se sale así nomás de un estado como ese. Lo primero es reconocer que uno se empantanó, lo segundo es desear volver a ponerse en acción, lo tercero es hacer una lista de cosas que nos gustaría hacer, y por último es ponerse en acción. Claro que no es tan simple salir del letargo y pasar a la acción. Yo, una vez que identifico lo que deseo, comienzo a hacer llamados, a buscar direcciones, etc., cosa de ir comprometiéndome conmigo misma, y no me pregunto si tengo ganas, ya que al comienzo nunca las tengo, pero conforme voy haciendo caminos me voy entusiasmando y el entusiasmo se va agrandando como una bola de nieve, que solo hay que hacerla rodar y ella solita se agranda. Por ejemplo: si quiero aprender otro idioma, lo primero que aparece es la cadena de desaliento: "¿te parece?, ¿para qué?, ¿a tu edad?, bla, bla, bla"!!. Pero un día me pongo en acción, llamo a varios lugares, elijo uno y sin darle más vueltas voy, y ¡ahí estoy, ¡construyéndome!, ¡aprendiendo un nuevo idioma!, haciendo algo que quedará en mi para siempre, como hacerle un cuarto nuevo a una casa y mejorarla.
No, no hay edad ni época para construir nuevas experiencias y saberes. Lo peor que nos puede pasar es NO HACER NADA. Quedarse mirando y criticando a los demás es la mejor butaca en el teatro de la vida para no avanzar, como el público que mira sentado. O se es público o se es actor, y de la vida de uno, mejor es ser actor. ¡Claro que da miedo!, pero aún los actores más prestigiosos sienten miedo, cosquillas y sudan cada vez que se suben al escenario. Subite al escenario de tu vida y llenalo de acciones. Vale la pena.
Lic. Verónica Lercari