martes, 4 de septiembre de 2012

LA DECISIÓN DE SER FELIZ


Una vez, hace más de 20 años, un amigo me dijo: “ser feliz es una decisión”. Pero yo no estaba muy convencida de su afirmación, ya que para mi, la felicidad, era el estado emocional que deviene cuando se obtienen aquellas cosas y situaciones que soñamos, como dinero, un príncipe azul, éxito, fama, una casa hermosa, hijos, etc.. Jamás hubiera imaginado que, aún con todas las carencias que tenía entonces, podía comenzar a ser feliz en ese instante y en esa situación. Sin embargo, y a pesar de haber luchado contra viento y marea para lograr tener todo aquello que soñé, nunca me detuve a disfrutarlo, las cosas me pasaban de largo, siempre tenía algo más importante que lograr, y lo que es aún peor: mi angustia crecía y la posibilidad de alcanzar la felicidad parecía alejarse aún más, como los espejismos, cuanto más caminas hacia ellos, más se alejan.
Pero una mañana de lluvia me sucedió una revelación muy impactante: supe, de repente, que no hay cosa en la tierra que tenga “valor” ni “sentido”, que ninguna nos acerca a la felicidad, salvo a momentos de alegría efímeros y cortos, mi alma tenía frío y miedo. Sentí terror, mi lucha había sido una terrible pérdida de tiempo, sentí que no sabía donde estaba parada. Lloré desconsoladamente, mi esposo y mis hijos me miraban absortos. Por suerte, mi esposo  con esa sabiduría que solo tienen los que se atreven a amar sintiendo el amor, me abrazó y me dijo al oído: “aquí estoy, aquí estamos, tus hijos y yo te amamos”.  Fue en ese momento, en donde comprendí que la felicidad es un estado interior que se construye a partir de uno mismo en ese momento único que se llama presente, es una elección constante acerca de cómo nos tomamos las cosas que nos suceden, acerca de qué parte vemos de la realidad que nos rodea en cada segundo, más allá de cuánto hallamos logrado obtener de nuestros sueños, el secreto es el estado emocional con que transitamos el camino, no hay un destino, no nos está esperando la felicidad en una estación del futuro, es aquí, ahora, es desde el momento que comienzo a soñar, a amar, a ver a sentir. Yo puedo elegir qué ver de lo que hay frente a mi, qué sentir acerca de lo que me sucede, a qué darle mi tiempo, a qué y a quienes darle mi atención, yo puedo comenzar a desactivar los mecanismos que me hacen tan infeliz frente al presente y en cambio construir nuevos mecanismos que transformen a ese momento gris en un momento extraordinario y feliz, yo puedo hacer que la felicidad suceda aquí y ahora, en lugar de esperar que llegue condicionada a grandes logros cinematográficos. Asique “decidí” ser feliz, comencé por observarme en cada situación de la vida, y así fui construyendo mis grandes cambios de actitud frente a ellas. Por ejemplo, descubrí con asombro, que solo me permitía relajarme y sentir algún sentimiento de placer solo si no había en mi presente ningún asunto molesto que resolver, razón por la cual mis momentos de felicidad duraban un suspiro o eran un imposible. Descubrí que los problemas invadían a mi cuerpo emocional, al punto de no poder disfrutar la sonrisa de mis hijos, y tantas cosas que me perdí. Descubrí que mi infancia llena de soledad y vacía de expresiones afectivas, no me dejaba avanzar sobre lo nuevo, al punto de seguir sintiéndome sola e insignificante a pesar del amor incondicional de mi esposo,  hijos, y de todos los afectos que supe cosechar. Descubrí que nos quedamos entrampados en mecanismos de reacción frente a las cosas que nos van sucediendo, acordes a los mecanismos que aprendimos de los que estuvieron a nuestro lado desde el día uno de nuestras vidas, por eso nos cuesta tanto elegir, porque de alguna manera estamos condicionados a ser y reaccionar como lo hicieron nuestros modelos o el modelo que hicimos de nosotros mismos.
No es fácil, pero una vez que identificamos los mecanismos que nos alejan de la felicidad,  los podemos revertir, transformar o elegir otros que nos hagan sentir tranquilos y felices a pesar del problema o situación que estemos viviendo. Podemos desarrollar la habilidad de un traductor de idiomas: primero lees la situación desde el mecanismo o idioma que conoces mejor, lo identificas enseguida como dañino para ti y entonces tienes la posibilidad de elegir traducirlo en otro mecanismo o idioma más dulce que te patee a favor y no en contra. Te aseguro que es extraordinariamente posible lograrlo.

Verónica Lercari

7 comentarios:

  1. Es muy cierto lo que decís aquí Vero. A veces me sucede que en esa búsqueda de la felicidad dejé escapar momentos tan lindos, y cuando ya ha pasado mucho tiempo y miro hacia atrás me doy cuenta de que Aquéllo era la Felicidad. De que esas cosas simples van tejiendo nuestra felicidad.

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  2. Por eso es que tenemos que aprender a atrapar a cada momento y vivirlo despacito, no escatimar en dar un beso, una caricia, un "te quiero", una llamada, etc. La felicidad está siempre en el presente, no la dejes pasar.
    Gracias por escribirme.

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  3. Vero: te acabo de re descubrir, te veía en tele hace tiempo y después no te vi más. Me encanta tu método de gimnasia, y acabo de empezar a conocer tu filosofía de vida, leyendo las entradas de esta página.
    Te mando un cariñoso saludo, espero contestación sobre la compra de DVD, a ver si me pongo en forma desde casa, ya que soy del interior.
    Un beso, Ali.

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    1. Gracias Ali por escribirme. No se desde mi casa cómo te fue con los DVDs, escribime a mi mail o a mi Face Verónica Lercari oficial.

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  4. Hola,
    Buscando en you tube un video para moldear los brazos, dí con tu página y tu blog, este artículo detalla exactamente como me siento a veces, sin poder disfrutar del aquí y el ahora, centrada en mis problemas, y pasando desapercibida ante miles de momentos de bienestar y felicidad que la vida nos regala, por ejemplo esta mañana, al levantame abri la ventana y sorpresa era una mañana muy blanca, con mucha nieve, parecía una chiquilla muy emocionada, senti una emoción tan grande no sabía como definirlo, pues no cuesta nada admirar la belleza de la naturaleza, asi pase parte del día acercandome a la ventana para ver los copos caer y admirar el magnifico paisaje que formaban poco a poco

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    1. Gracias por escribirme y ya me pude imaginar la nieve desde tu ventana. Todos podemos ser felices, pero lo primero que tenemos que extirpar es la idea de: "me falta...." porque siempre nos va a faltar algo, hay que sentir y ver lo que sí tenemos ahora y aquí. Besos.

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  5. lindaaa te amo hoy y siempre (es en forma cariñosa)

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