Una vez, hace más de 20 años,
un amigo me dijo: “ser feliz es una decisión”. Pero yo no estaba muy convencida
de su afirmación, ya que para mi, la felicidad, era el estado emocional que
deviene cuando se obtienen aquellas cosas y situaciones que soñamos, como dinero,
un príncipe azul, éxito, fama, una casa hermosa, hijos, etc.. Jamás hubiera
imaginado que, aún con todas las carencias que tenía entonces, podía comenzar a
ser feliz en ese instante y en esa situación. Sin embargo, y a pesar de haber
luchado contra viento y marea para lograr tener todo aquello que soñé, nunca me
detuve a disfrutarlo, las cosas me pasaban de largo, siempre tenía algo más
importante que lograr, y lo que es aún peor: mi angustia crecía y la
posibilidad de alcanzar la felicidad parecía alejarse aún más, como los
espejismos, cuanto más caminas hacia ellos, más se alejan.
Pero una mañana de lluvia me
sucedió una revelación muy impactante: supe, de repente, que no hay cosa en la
tierra que tenga “valor” ni “sentido”, que ninguna nos acerca a la felicidad,
salvo a momentos de alegría efímeros y cortos, mi alma tenía frío y miedo.
Sentí terror, mi lucha había sido una terrible pérdida de tiempo, sentí que no
sabía donde estaba parada. Lloré desconsoladamente, mi esposo y mis hijos me
miraban absortos. Por suerte, mi esposo
con esa sabiduría que solo tienen los que se atreven a amar sintiendo el
amor, me abrazó y me dijo al oído: “aquí estoy, aquí estamos, tus hijos y yo te
amamos”. Fue en ese momento, en donde comprendí
que la felicidad es un estado interior que se construye a partir de uno mismo
en ese momento único que se llama presente, es una elección constante acerca de
cómo nos tomamos las cosas que nos suceden, acerca de qué parte vemos de la
realidad que nos rodea en cada segundo, más allá de cuánto hallamos logrado
obtener de nuestros sueños, el secreto es el estado emocional con que
transitamos el camino, no hay un destino, no nos está esperando la felicidad en
una estación del futuro, es aquí, ahora, es desde el momento que comienzo a
soñar, a amar, a ver a sentir. Yo puedo elegir qué ver de lo que hay frente a
mi, qué sentir acerca de lo que me sucede, a qué darle mi tiempo, a qué y a
quienes darle mi atención, yo puedo comenzar a desactivar los mecanismos que me
hacen tan infeliz frente al presente y en cambio construir nuevos mecanismos
que transformen a ese momento gris en un momento extraordinario y feliz, yo
puedo hacer que la felicidad suceda aquí y ahora, en lugar de esperar que
llegue condicionada a grandes logros cinematográficos. Asique “decidí” ser
feliz, comencé por observarme en cada situación de la vida, y así fui
construyendo mis grandes cambios de actitud frente a ellas. Por ejemplo, descubrí
con asombro, que solo me permitía relajarme y sentir algún sentimiento de
placer solo si no había en mi presente ningún asunto molesto que resolver, razón
por la cual mis momentos de felicidad duraban un suspiro o eran un imposible.
Descubrí que los problemas invadían a mi cuerpo emocional, al punto de no poder
disfrutar la sonrisa de mis hijos, y tantas cosas que me perdí. Descubrí que mi
infancia llena de soledad y vacía de expresiones afectivas, no me dejaba
avanzar sobre lo nuevo, al punto de seguir sintiéndome sola e insignificante a
pesar del amor incondicional de mi esposo, hijos, y de todos los afectos que supe
cosechar. Descubrí que nos quedamos entrampados en mecanismos de reacción
frente a las cosas que nos van sucediendo, acordes a los mecanismos que
aprendimos de los que estuvieron a nuestro lado desde el día uno de nuestras
vidas, por eso nos cuesta tanto elegir, porque de alguna manera estamos
condicionados a ser y reaccionar como lo hicieron nuestros modelos o el modelo
que hicimos de nosotros mismos.
No es fácil, pero una vez que
identificamos los mecanismos que nos alejan de la felicidad, los podemos revertir, transformar o elegir
otros que nos hagan sentir tranquilos y felices a pesar del problema o
situación que estemos viviendo. Podemos desarrollar la habilidad de un
traductor de idiomas: primero lees la situación desde el mecanismo o idioma que
conoces mejor, lo identificas enseguida como dañino para ti y entonces tienes
la posibilidad de elegir traducirlo en otro mecanismo o idioma más dulce que te
patee a favor y no en contra. Te aseguro que es extraordinariamente posible
lograrlo.
Verónica Lercari
Es muy cierto lo que decís aquí Vero. A veces me sucede que en esa búsqueda de la felicidad dejé escapar momentos tan lindos, y cuando ya ha pasado mucho tiempo y miro hacia atrás me doy cuenta de que Aquéllo era la Felicidad. De que esas cosas simples van tejiendo nuestra felicidad.
ResponderEliminarPor eso es que tenemos que aprender a atrapar a cada momento y vivirlo despacito, no escatimar en dar un beso, una caricia, un "te quiero", una llamada, etc. La felicidad está siempre en el presente, no la dejes pasar.
ResponderEliminarGracias por escribirme.
Vero: te acabo de re descubrir, te veía en tele hace tiempo y después no te vi más. Me encanta tu método de gimnasia, y acabo de empezar a conocer tu filosofía de vida, leyendo las entradas de esta página.
ResponderEliminarTe mando un cariñoso saludo, espero contestación sobre la compra de DVD, a ver si me pongo en forma desde casa, ya que soy del interior.
Un beso, Ali.
Gracias Ali por escribirme. No se desde mi casa cómo te fue con los DVDs, escribime a mi mail o a mi Face Verónica Lercari oficial.
EliminarHola,
ResponderEliminarBuscando en you tube un video para moldear los brazos, dí con tu página y tu blog, este artículo detalla exactamente como me siento a veces, sin poder disfrutar del aquí y el ahora, centrada en mis problemas, y pasando desapercibida ante miles de momentos de bienestar y felicidad que la vida nos regala, por ejemplo esta mañana, al levantame abri la ventana y sorpresa era una mañana muy blanca, con mucha nieve, parecía una chiquilla muy emocionada, senti una emoción tan grande no sabía como definirlo, pues no cuesta nada admirar la belleza de la naturaleza, asi pase parte del día acercandome a la ventana para ver los copos caer y admirar el magnifico paisaje que formaban poco a poco
Gracias por escribirme y ya me pude imaginar la nieve desde tu ventana. Todos podemos ser felices, pero lo primero que tenemos que extirpar es la idea de: "me falta...." porque siempre nos va a faltar algo, hay que sentir y ver lo que sí tenemos ahora y aquí. Besos.
Eliminarlindaaa te amo hoy y siempre (es en forma cariñosa)
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