Alguna vez creí que si tenía
un sueño lo podría alcanzar a fuerza de mucho trabajo y una gran fuerza de
voluntad. Pero mi vasta experiencia de esfuerzos tremendos por alcanzar lo que
deseaba me dio la posibilidad de descubrir que hay algo menos visible y
decisivo a la hora de acariciar una oportunidad, algo que puede dar vueltas las
cosas al punto de hacernos sentir verdaderos inútiles o verdaderos genios, más
allá de la preparación que tengamos.
Cuando reviso mi desempeño
frente a las oportunidades de mi pasado, descubro que esa vieja idea que tengo
sobre mí, es en definitiva la que
decidió mi fortuna. Un niño no sabe si es valioso por sí mismo, son el trato y
la atención que recibe de sus padres con lo que construye su primera idea de sí
mismo, razón por la que es una idea muy errónea. Pero es esa primera idea la
que aparece en cada oportunidad que se nos presenta de ser felices, ya sea para
hundirnos o no, y no importará cuan genio seamos en algo, si en el fondo
creemos que no somos merecedores, nos irá mal de todos modos. Por el contrario,
las personas que se sienten merecedoras logran los objetivos con menos
esfuerzos y felicidad. Te voy a contar sobre mi:
Yo me entrenaba muy duro para
ser una bailarina clásica. Si mis compañeros practicaban dos horas diarias yo
lo hacía cinco o más. Sabía que las oportunidades no te avisan con tiempo,
aparecen y uno tiene que estar listo. Pero a pesar de sentirme como pez en el
agua durante las clases de baile, cada vez que entraba en una situación de
oportunidad, como un concurso, selección, etc., no era la misma de las clases,
sentía que me hacía chiquitita y una sensación profunda de no merecimiento
crecía desde lo más profundo de mis entrañas para apoderarse de mi control y
todo salía mal. No lo entendía, sabía que tenía talento y me quedaba claro que
me boicoteaba, pero no entendía el mecanismo hasta muchos años después. Crecí y
viví mi primera juventud boicoteando todo lo que intentaba, razón por la cual
mi felicidad no parecía depender de mi. No fue hasta que, por necesidad,
inventé mi método de gimnasia Verler y comencé a dar clases, y progresivamente
empecé a sentir, por primera vez, que era valiosa. Podía verme reflejada en la alegría que
sentían mis alumnas al estar conmigo haciendo algo que era yo. Ellas eran el
espejo que me dio una idea de mi totalmente distinta a la que mis padres me
habían dado. Me fortalecí, y lo hice desde mi misma, encontré mi valor dentro
mío. Me vi en el otro y por primera vez y me gusté. No importa lo que hagamos, lo
que sentimos cuando lo hacemos es lo que nos define y nos hace felices, porque es
allí, en el camino de hacer las cosas en donde está la dicha, la felicidad no
nos está esperando en un lugar. Pero caminar con sentimientos de no
merecimiento es como no llegar nunca a ningún lado. Tenemos la mala costumbre
de pensar que no podemos ser capaces de hacer algo bien sin la aprobación de
alguien superior a uno, como si alguien desde afuera de nosotros mismos tuviese
el poder de otorgarnos el valor para algo y el merecimiento de la dicha por
hacerlo. Como cuando éramos niños, hacíamos algo y mirábamos a papá o a mamá
buscando la aprobación. ¡Cuántas cosas dejamos en el camino por sentirnos
incapaces de lograrlas, de no merecerlas y cuanta dicha nos privamos!.
Hoy se que el límite soy yo
misma. Siento que merezco todo lo que desee hacer. Y si en alguna ocasión, en
la que mi valor se pone a prueba, aparece mi vieja idea de mi, con la intención
de boicotearme, puedo identificar lo que me está sucediendo y recordarme que
ese sentimiento no es verdadero, que yo valgo para mi y no por lo que halla
significado para mis padres o para los demás, que soy lo elijo ser, es mi
sentimiento de mi misma, es la pasión con que hago lo que me gusta, es el amor
que me permito sentir por los que elegí amar y es el amor que me quiero dar.
Por todo lo expuesto, te
quiero decir: que cuanto más te atrevas a hacer lo que desees hacer, más
oportunidad tendrás de ser feliz. Participa
activamente de tu propio destino, construye tu sentimiento sobre ti, y si
aparece algún sentimiento de no merecimiento, recuérdate que no te pertenece, y
sigue avanzando.
Hermosas palabras...justo me llegan en un momento tan especial. Gracias me sirven de gran ayuda. Un abrazo
ResponderEliminarGracias a ti por escribirme. Siempre creemos que llegan a sus metas los que tienen más suerte o más talento, pero yo creo que son los que se sienten merecedores. El pasado nos pesa mucho. Te recomiendo que perdones a los que tuvieron la posibilidad de estimularte y hacerte sentir increíble y no lo hicieron. Porque ahora tu si puedes estimularte, el pasado no vuelve y las personas no cambian por arte de magia, solo te queda elegirte y ser tu propio fan.
ResponderEliminarveronica, me veo reflejada en tus palabras.estoy en la busqueda. un abrazo. daniela
ResponderEliminarDicen que el que busca encuentra, te va a ir muy bien con vos, serás una persona muy feliz. Andá contándome.
EliminarVeronica, que lindo escribes, tus palabras y vivencias motivan a muchos que como tu estamos en la busqueda, en la lucha por aceptarnos para cambiar nuestro destino, nosotros somos muchas veces nuestros peores enemigos, nuestras autocriticas tan severas nos destuyen y no dejan que sigamos caminando.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte!
Eso que dices no te lo olvides nunca: "para dejar de criticarte". Cuando uno hace algo lo importante es haber disfrutado del proceso y lo que menos importa si nos salió perfecto. Lo que hacemos nos define como personas y no lo que decimos de lo que hacemos. Te va a ir MUY bien, disfruta de ti, no te lo pierdas.
EliminarHola Veronica, siempre te veo pero es la primera vez que ingreso a la página. Muy lindas y ciertas tus palabras y reflexiones. Me pasa exactamente lo mismo y siento que a los 53 años. lo que está reflejado en el texto me hace bien para intentar un cambio y no espera la aprobación de los demás. Se sufre bastante por eso. Te mando un abrazo de oso !!!
ResponderEliminarJamás pidas permiso ni preguntes a los demás si están de acuerdo con lo que deseas hacer. Es como cuando nos copiábamos en la escuela por dudar de lo que sabíamos y no sabíamos con quién enojarnos cuando venía la mala nota por culpa de haber puesto una respuesta que en el fondo sabíamos que era incorrecta, pero no creímos en nosotros y preferimos copiarle al otro. Si no hacemos lo que deseamos por el otro estaremos muy enojados con el otro y con nosotros. Si hacemos lo que deseamos seremos más plenos y el otro verá a una persona más feliz.
Eliminarsos un se de luz simpre me acordarè de vos te quiero mucho
ResponderEliminarQué gran articulo,me ha encantado, gracias!! Tienes muchisima razón. Vale más una buena autoestima que una técnica perfecta. Te dejo mi página por si te puede servir http://www.xn--desueoarealidad-2qb.es
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