domingo, 16 de octubre de 2011

MI DULCE HISTORIA DE MAMÁ en el día de la madre

Hera Domingo por la mañana, yo estaba sentada en el sillón grande de la sala cuando de pronto mi pequeño hijo de 2 añitos corre enloquecido hacia mi agitando su manito derecha saludando y gritando: ¡hola nena, hola nena! y en ese estado de enorme alegría pone su mano sobre mi panza y la abraza, le da basitos, levanta sus ojitos para mirarme y me dice: "nena, nena". De pronto me corrió un frío por la espalda y en un estado de gran confusión lo abracé y le dije: "no, yo no soy una nena soy mamá, una señora". Pero él volvió a tocar mi panza y dijo: "nena, nena", mientras la presionaba. Luego se marchó y siguió jugando. Yo quedé tan dura como una estatua pero mi mente iba muy rápido: ¿Embarazada yo?, no podía ser, hacía un tiempo que mi ginecólogo me había puesto un espiral de última generación, acababa de firmar un contrato con un canal de televisión para hacer un programa de gimnasia y se suponía que debía estar chata como una tabla de lavar, razón por la que me cuidaba "en ese asunto" y mi dieta. Luego recordé que la última vez, después de un tiempo prolongado, que había tenido relaciones con mi esposo, había sido la noche del Sábado anterior,  osea, hacía 12 horas, por lo tanto era un disparate pensar que un niño de 2 años se diera cuenta... Mil cosas pasaban por mi mente, y para colmo mi esposo había partido a Londres esa mañana. En fin, cargué a mi hijito al cochecito y partí en busca de una farmacia de turno para comprar un Evatest. Mientras caminaba miraba a mi hijo y pensaba: "no puede ser, esto es ridículo, ¿cómo lo sabe?". Y aunque una parte de mi me decía que no estaba embarazada, otra parte sentía que si, la escena de Matías saludando a la niña era contundente. Finalmente, llegué a casa, entré al baño y me hice el test. Allí estaban, TODAS LAS RALLAS confirmando el embarazo!!. Así fue que hice mi ciclo de gimnasia para embarazadas en Utilísima ¿recuerdan?. Pero la historia cuenta con algo aún más sorprendente. Todas las ecografías confirmaban que era un varón, aún una tridimencional que me hice un mes antes del nacimiento, recuerdo que el ecógrafo me mostraba los testículos, el pene y decía: "es un niño muy lindo". Pero a pesar de tanta convicción a mi se me había revelado un nombre: "Carmina", mientras comía un asado en el patio de mi casa, sentí que venía de adentro, como una voz. Pero las imágenes me confundían, asique decidí tener un nombre alternativo para un niño: Rodrigo. Cuando llegó el momento de ir al hospital llené el bolso de ropita celeste, ya que la idea de la niña estaba diluida. A la mañana siguiente, y luego de una larga noche con goteo para tratar de dilatar el útero que jamás lo logró, nació mi hermosa HIJA Carmina. Era la única beba de toda la clínica vestida de celeste, pero la más bella. Matías y Carmina fueron y son grandes compinches y se aman mucho desde "aquella mañana de Domingo", como si se conocieran de ¿otras vidas?.
Verónica Lercari


6 comentarios:

  1. Me muero de amor!!! es increíble como el chiquito percibió a su hermana recién engendrada. No se puede negar la inteligencia emocional y el aliento de Dios en nuestras vidas. Preciosa historia.

    ResponderEliminar
  2. hermosa historia, me encantó.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Dios... bendita y,hermosa historia de amor hecha realidad!!! Gracias por compartirla!!!Genia Verito... Abrazo del alma para tí y,tus hijos!!!

    ResponderEliminar